El desarrollo capitalista acelerado ha provocado profundos problemas y desequilibrios en el hábitat (campo/ciudad) generando pobreza e impactantes desigualdades que se manifiestan notoriamente en las ciudades de nuestro continente. Las problemáticas del hábitat se caracterizan en torno a la segregación y vulneración espacial, sumado a ello los problemas de cambio climático y medio ambiental.

De acuerdo a cifras que aporta la Cepal, la pobreza habría crecido al 2020 en América latina a unos 230, 9 millones, número que equivale a la tercera parte (37,3%) de la población de América Latina y del Caribe, la que deberá enfrentar junto con indicadores de cesantía e informalidad laboral que aumentan notoriamente en la región. La crisis urbana y campesina se ha visto agudizada en el último año por las repercusiones sociales y económicas de la pandemia y de los estallidos sociales como respuestas populares ante las políticas neoliberales extremas en algunos países del continente. Efectivamente, la desigualdad, junto al cambio climático, la crisis sanitaria y la explotación insostenible de los recursos naturales configuran un escenario de alta complejidad para la próxima década a nivel global, y que ya muestra sus devastadores efectos en amplias zonas del continente.

El conjunto de hechos que confluyen,  ambientales, económicos, sanitarios, sociales y políticos impactan en la vida de la población objetivo con la que trabajamos, dada su condición de vulnerabilidad, la dificultad para acceder a trabajo, tierra/suelo, agua, cultura, vivienda se ha visto agudizada en estos últimos años. En estos contextos, se hace imprescindible fortalecer la organización comunitaria y el desarrollo de economías solidarias, donde la producción social autogestionaria del hábitat constituye una herramienta clave para enfrentar los actuales desafíos.

Es importante destacar que las organizaciones y movimientos de pobladores en latinoamericana hemos impulsado e instalado el desarrollo de estrategias y experiencias que han permitido avanzar en propuestas de política pública durante las últimas décadas en materia de producción social del hábitat. En efecto, la producción autogestionaria cooperativa del hábitat ha tenido avances en países como Argentina Brasil y Venezuela donde se impulsa el desarrollo de Leyes de Nacionales y Federales de Autogestión del hábitat, marcos normativos y programas que generen, con base en las experiencias ya transitadas, mejores condiciones para enfrentar la emergencia y crisis humanitaria. Aquí resaltamos que las organizaciones de Selvihp en los tres países, Argentina, Brasil y Venezuela, estamos impulsando de manera sincrónica estos procesos nacionales de marcos legales y programáticos para la autogestión del hábitat como herramienta estratégica de recuperación popular en la actual coyuntura. Para el caso de Chile, país que se encuentra en un proceso de cambio político, el principal desafío durante este período es el reconocimiento del Derecho a la Vivienda en el proceso constituyente, así como incidir en el diseño y concreción de experiencias de producción autogestionaria como alternativa al modelo único de mercado, vía subsidio a la demanda. Panamá, por su parte, enfrenta permanentes intentos y concreciones de desalojo de las comunidades que hacen urgente el fortalecimiento y visibilización de la resistencia organizada y propositiva.

La estrategia coordinada y sincrónica de fortalecimiento de la perspectiva autogestionaria se muestra adecuada para incidir en coyunturas nacionales con distintas particularidades – la resistencia a las políticas genocidas de Bolsonaro expresada bajo el lema “vacuna en el brazo, comida en el plato”; la necesaria reconstrucción de la economía  superando la dinámica inflacionaria con protagonismo popular y desarrollo del sector social y solidario en Argentina; la posibilidad de determinar un cambio de rumbo sustantivo en Chile; la defensa y el arraigo de las capacidades populares construidas desde la base comunal urbana y rural  organizada por autogestión en Venezuela, para contrarrestar los procesos migratorios y presiones económicas que profundizan la emergencia y el fortalecimiento de las comunidades urbanas y campesinas de Panamá frente a al desplome económico ocasionado por la pandemia combinada con medidas neoliberales de gobierno.

La pandemia agravó y profudizó las tendencias del capitalismo global que alcanza una expresión privilegiada en la actual guerra en Europa donde se busca sostener la dominación estadounidense, amenazada por la emergencia de bloques que pretenden discutir el orden económico, político, diplomático a escala planetaria, todo ello con nefastas e inciertas consecuencias para los pueblos del mundo, desde la suba de precios de alimentos y energía, la exacerbada militarización y el daño ambiental. América Latina, queda atravesada por su particular condición histórica respecto de dicha hegemonía decadente y por la significación geopolítica de sus bastos y estratégicos recursos (agua, biodiversidad, petróleo, litio..

Frente a la histórica escisión y fragmentación de las políticas imperialistas implementadas por los sucesivos coloniajes, desde nuestra SELVIHP encuentran como respuesta como parte de las organizaciones y pueblos de América Latina, la reivindicación y ejercicio cotidiano del reencuentro e integracion de nuestra Patria Grande  impulsada por nuestros madres y padres fundadores entre ellos, Bolivar, San Martin, Manuela Saenz, Macacha Guemes, Artigas, O Higgins